Corrigeme si me equivoco por Berto Romero 29/12/08

Feliz Navidad 1995

El Destino, El Creador, o acaso
la diosa finlandesa de las telecomunicaciones,
Nokia “la
Conectadora de Gentes”, quiso
que olvidara mi teléfono
móvil en el asiento trasero de un taxi a las
12:40 del 24 de diciembre y no lo recuperara
hasta las 19:00 del 25 de diciembre.
Durante las 30 horas y 20 minutos del año
en que se envía el 80% de los mensajes
de buena voluntad navideños, yo estaba,
inesperada y sorprendidamente, fuera de
esta década.
El más que notable desfase temporal
que me separaba comunicativamente de
mis coetáneos en ese momento me obligó
a actuar con voluntad firme y de forma inmediata
para no perder el contacto con mi
realidad original. Habiéndome visto privado
de mi agenda de contactos en el móvil,
tenía cortados los lazos comunicativos
a partir de la segunda línea afectiva, es decir,
los teléfonos que tu corazón aún no ha
memorizado en tu cerebro. Así que ideé un
hábil uso del teléfono fijo de casa, que en
el domicilio de mis padres aún se conserva
(una excentricidad que usan para comunicarse
con los familiares de su edad).
Informé de mi estado a los teléfonos
móviles clave asegurando a la vez el carácter
transitorio de mi salto temporal, tranquilizando
a mis interlocutores, y señalé
mis movimientos usando un rudimentario
sistema de llamadas perdidas como balizas:
“Una perdida significará: estoy localizable
en este teléfono”.
Había vuelto al año 1995. Un 95 alternativo,
eso sí, ya que, al haber sido erradicadas
también las felicitaciones por correo,
presentaba una Navidad un poco autista,
un tanto distópica. Allí pasé la Nochebuena
y la Navidad con mi familia para volver
a 2008 sano y salvo, y con mis funciones comunicativas
virtuales aún intactas. Consciente
de la aventura que acababa de vivir.

via: Publico
.

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no seas muy cruel conmigo, jajaja