Ser o no ser gay
Leí el jueves pasado en El Mundo
un reportaje de Matthew Perris,
periodista de la BBC, tintinólogo
y activista gay, titulado
“13 razones para sacar a Tintín
del armario”. Y a mí, que me dan picores
cuando se especula públicamente sobre
la sexualidad de cada cual, este devanarse
los sesos sobre la de un personaje de ficción
que apenas tiene rostro definido me
produjo directamente un eczema.
Perris partía de la base del aspecto andrógino
de Tintín y su afición por la compañía
masculina (Haddock, Hernández
y Fernández), así como su nula relación
amorosa o sexual en los cómics con los
personajes femeninos. Más argumentos
que Perris ofrecía sobre la supuesta homosexualidad
del famoso personaje de
Hergé: haber pertenecido a los boy scouts,
haberse relacionado tempranamente con
la religión y la jerarquía eclesiástica e incluso
una remota relación del reportero
con el mundo del espionaje (asegura Perris
que la inteligencia secreta siempre
ha atraído a los homosexuales, alegando
que él mismo solicitó una plaza en el
MI6). Al artículo en cuestión me remito:
El Mundo, jueves 8 de enero.
Todo esto viene a ser más estéril que el
pene de Pinocho. Me hace recordar cuando,
unos meses después de estrenarse la
película Monstruos S.A. leí un comentario,
no recuerdo ahora dónde, que venía a señalar
la fuerte carga homosexual de la película:
se trataba de las aventuras de un gran
oso de peluche que se dedicaba a salir de
un armario acompañado de un gran ojete.
No deja de sorprenderme la extraña obstinación
de algunos miembros de la comunidad
homosexual en el desenmascaramiento
de sus iguales. Llegará un día en
que a nadie le parecerá relevante quién sea
o no sea gay, persona o personaje. Espero
ese día de libertad sexual con esperanza.
Via: Publico
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no seas muy cruel conmigo, jajaja